Trastorno de trance y posesión: todo lo que necesitas saber
Los trastornos disociativos son afecciones que involucran una ruptura en los procesos de memoria, identidad, percepción y/o conciencia de una persona. Un subtipo de trastorno disociativo es el trastorno de trance y posesión, que se caracteriza por la presencia de estados de trance involuntarios o no deseados que ocurren fuera de situaciones religiosas o culturalmente aceptadas. En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) se denomina “Trastorno disociativo de trance”, mientras que en el DSM-IV-TR (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales) se le llama trastorno de trance y posesión.
Es importante destacar que los estados de trance y posesión que se presentan en el trastorno disociativo son distintos de aquellos que forman parte de prácticas culturales y religiosas normales y no patológicas. Estos últimos son voluntarios y están enmarcados dentro del contexto y las creencias de la comunidad en la que se llevan a cabo. Sin embargo, el trastorno de trance y posesión implica experiencias involuntarias y disfuncionales que causan malestar psicológico significativo en la persona afectada.
Relación con prácticas culturales y religiosas
En diversas culturas y religiones alrededor del mundo, existe la creencia y la práctica de los estados de trance y posesión, en los que las personas experimentan una alteración temporaria en su conciencia y se sienten poseídas por entidades o fuerzas sobrenaturales. Estos estados pueden ser provocados por medio de rituales, música, danzas, cantos, ayunos y otras prácticas espirituales.
“Los estados de trance y posesión son parte integral de muchas culturas y tradiciones religiosas. A través de ellos, las personas sienten una conexión más profunda con lo divino y acceden a saberes y poderes que de otra manera serían inaccesibles.”
Estos estados de trance y posesión son considerados normales y necesarios para el cultivo de la espiritualidad en estas comunidades y no generan malestar o disfunción en aquellos que los experimentan. Por el contrario, se consideran experiencias enriquecedoras y trascendentales.
Causas y síntomas del trastorno de trance y posesión
El trastorno de trance y posesión, como otros trastornos disociativos, tiene su origen en experiencias traumáticas que han generado sufrimiento psicológico agudo o prolongado en la persona afectada. Estas experiencias pueden incluir abuso físico, abuso sexual, negligencia emocional, exposición a situaciones de peligro o violencia, entre otras.
Las personas más propensas a desarrollar este trastorno son mujeres adolescentes que han experimentado conflictos psicológicos, disfunciones familiares y carencias afectivas importantes. La investigación también ha demostrado una posible predisposición genética a desarrollar trastornos disociativos, incluido el trastorno de trance y posesión.
Los síntomas característicos del trastorno de trance y posesión incluyen:
- Pérdida temporal de la identidad y conciencia del entorno.
- Lenguaje incoherente o alterado.
- Comportamiento poseído por otra persona o fuerza sobrenatural.
- Movimientos y gestos particulares que no son controlados por la persona.
- Malestar psicológico significativo.
Estos síntomas pueden ser confusos tanto para la persona afectada como para quienes la rodean. A menudo, las personas con este trastorno pueden tener dificultades para recordar los episodios de trance y posesión y pueden experimentar sentimientos de vergüenza o culpa debido a su comportamiento durante estos estados alterados de conciencia.
Diferenciación entre estado de trance y estado de posesión
Es importante diferenciar entre el estado de trance y el estado de posesión en el contexto del trastorno de trance y posesión. En el estado de trance, la persona afectada experimenta una alteración en su conciencia, pero no se presentan identidades alternativas. En cambio, en el estado de posesión aparecen una o más identidades distintas y alternativas.
Otra diferencia notable es la presencia de movimientos y recuerdos característicos en el estado de posesión, mientras que en el estado de trance esto no ocurre. Durante los episodios de posesión, las personas pueden adoptar posturas o gestos peculiares, hablar en lenguajes desconocidos o actuar de una manera que no corresponde a su personalidad habitual.
Además, los movimientos y las actividades realizadas durante un estado de trance suelen ser simples y repetitivos, mientras que las actividades que se llevan a cabo durante un estado de posesión pueden ser más complejas y variadas. Esta distinción es importante para los profesionales de la salud mental, ya que puede ayudar a realizar un diagnóstico preciso y a planificar un tratamiento adecuado para el paciente.
Historia y origen de las prácticas de trance y posesión en diferentes culturas
Las prácticas de trance y posesión tienen una larga historia en diferentes culturas alrededor del mundo. Se ha documentado su presencia en sociedades antiguas de Europa, Asia, África, Oceanía y América. Estas prácticas tienen raíces profundas en las creencias espirituales y religiosas de cada comunidad y se consideran parte integral de su cosmovisión.
En algunas culturas, el trance y la posesión son vistos como una forma de comunicarse con los dioses, los antepasados o los espíritus de la naturaleza. Se cree que durante estos estados alterados de conciencia, las personas pueden acceder a conocimientos, poderes o sanaciones que de otra manera serían inaccesibles.
En otras culturas, el trance y la posesión son practicados con fines terapéuticos. Se cree que estas experiencias permiten la liberación de emociones reprimidas o traumas pasados, lo cual conduce a la curación y al restablecimiento del equilibrio emocional.
Cada cultura tiene sus propias técnicas y rituales para inducir el trance y la posesión. Estas pueden incluir danzas, cantos, música, ayunos, consumos de sustancias psicoactivas o la participación en ceremonias religiosas específicas. La comunidad y los líderes espirituales juegan un papel fundamental en la preparación y guía de estas prácticas.
Tratamientos alternativos para el trastorno de trance y posesión
El tratamiento del trastorno de trance y posesión generalmente se lleva a cabo por parte de profesionales de la salud mental, como psicólogos, psiquiatras o terapeutas especializados en trastornos disociativos. Sin embargo, además de la terapia convencional, también existen tratamientos alternativos que pueden ser útiles para algunas personas.
Entre los tratamientos alternativos para el trastorno de trance y posesión se encuentran:
- Terapia artística: el uso de expresiones artísticas como la pintura, la danza, la música o la escritura puede ser una forma integral de terapia que permite a la persona explorar sus emociones y experiencias a través de medios no verbales.
- Terapia de relajación y meditación: la práctica regular de técnicas de relajación profunda y meditación puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la capacidad de autorregulación emocional.
- Terapia de cuerpo y movimiento: estas terapias se basan en la conexión entre el cuerpo y la mente, utilizando técnicas como la danza, el masaje o el trabajo corporal para facilitar la liberación de tensiones y emociones atrapadas.
- Terapia energética: se basa en la creencia de que la energía vital fluye a través del cuerpo y puede bloquearse debido a traumas o conflictos emocionales. Mediante técnicas como la acupuntura, la acupresión o la terapia de polaridad, se busca restablecer el flujo de energía y promover la sanación.
Es importante tener en cuenta que estos tratamientos alternativos no reemplazan la terapia convencional, sino que pueden complementarla y brindar enfoques adicionales para ayudar a la persona a sanar y recuperarse.
Comparación entre el trastorno de trance y posesión y otros trastornos disociativos
El trastorno de trance y posesión forma parte de la categoría de trastornos disociativos según las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales, como la CIE-10 y el DSM-IV-TR. Sin embargo, existen diferencias significativas entre este trastorno y otros trastornos disociativos, como el trastorno de identidad disociativo (antes conocido como trastorno de personalidad múltiple) y el trastorno de despersonalización.
El trastorno de identidad disociativo se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o personalidades distintas dentro de la misma persona. Estas identidades pueden tener características, comportamientos y memorias propias, y pueden alternarse el control del individuo. En contraste, en el trastorno de trance y posesión no se presentan identidades alternativas, sino que la persona puede experimentar un estado de trance o ser poseída por fuerzas sobrenaturales.
El trastorno de despersonalización se caracteriza por la sensación persistente de extrañeza o separación de sí mismo, como si la persona estuviera flotando fuera de su propio cuerpo o viviendo en un sueño. En el trastorno de trance y posesión, la persona puede experimentar una pérdida temporal de la identidad y conciencia del entorno, pero no presenta los síntomas de despersonalización de manera constante.
A pesar de estas diferencias, todos los trastornos disociativos comparten una base común de ruptura en los procesos de memoria, identidad, percepción y/o conciencia. Estos trastornos pueden tener un impacto significativo en la vida de una persona y requieren una evaluación y tratamiento adecuados por parte de profesionales de la salud mental.
Impacto social y cultural del trastorno de trance y posesión
El trastorno de trance y posesión no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene un impacto en la sociedad y la cultura en la que se presenta. En muchas comunidades, estas experiencias son malinterpretadas y estigmatizadas, lo que puede llevar a la exclusión social y al rechazo de quienes las experimentan.
Además, el trastorno de trance y posesión puede tener implicaciones en la vida cotidiana de la persona afectada. Los episodios de trance y posesión pueden interferir con el trabajo, los estudios o las relaciones personales, lo que a su vez puede generar dificultades económicas, académicas y emocionales. El estigma y la falta de comprensión de estas experiencias por parte de la sociedad pueden dificultar aún más la búsqueda de ayuda y el acceso a tratamientos adecuados.
Es fundamental promover una mayor conciencia y comprensión del trastorno de trance y posesión en la sociedad, con el objetivo de reducir el estigma asociado y aumentar el apoyo y la solidaridad hacia las personas afectadas. Asimismo, es necesario brindar recursos y servicios de salud mental accesibles y culturalmente sensibles para aquellos que requieran tratamiento y apoyo.
Preguntas frecuentes
1. ¿El trastorno de trance y posesión es común?
El trastorno de trance y posesión es más común en ciertas culturas, como las latinoamericanas. Sin embargo, también puede presentarse en otras culturas alrededor del mundo. Aunque no se dispone de estadísticas exactas sobre su prevalencia, se estima que este trastorno es menos frecuente en comparación con otros trastornos disociativos.
2. ¿El trastorno de trance y posesión tiene cura?
El trastorno de trance y posesión puede tratarse con éxito a través de terapia y tratamiento adecuados. Sin embargo, no existe una cura definitiva para este trastorno. El objetivo del tratamiento es reducir los síntomas, mejorar la calidad de vida de la persona afectada y brindar herramientas para manejar los episodios de trance y posesión.
3. ¿Los estados de trance y posesión pueden ser peligrosos?
Los estados de trance y posesión en el contexto del trastorno de trance y posesión pueden generar malestar psicológico significativo y dificultar el funcionamiento diario de la persona afectada. Sin embargo, no suelen representar un peligro inmediato para la vida o la integridad física de la persona. Es importante buscar apoyo profesional si los episodios de trance y posesión son frecuentes o interfieren significativamente en la vida de la persona.
Conclusión:
El trastorno de trance y posesión es un subtipo de trastorno disociativo que implica la presencia de estados de trance involuntarios o no deseados. Aunque estos estados pueden ser parte normal de prácticas culturales y religiosas en varias comunidades, cuando se presentan de manera disfuncional y causan malestar significativo, se considera un trastorno.
Este trastorno tiene su origen en experiencias traumáticas y puede manifestarse a través de síntomas como pérdida temporal de la identidad y conciencia del entorno, comportamiento poseído por otra persona o fuerza sobrenatural, y malestar psicológico. Es fundamental buscar apoyo profesional y tratamiento adecuado para quienes experimentan este trastorno, y también promover una mayor conciencia y comprensión en la sociedad sobre estas experiencias.