Consejos para una educación en positivo: guía para padres y profesores
Enseñar con amor y límites, reforzando cada paso positivo, es la clave para construir un futuro brillante. Acompáñanos en este viaje hacia una educación en positivo, donde padres, profesores y profesionales se unen para guiar a nuestros niños hacia su mejor versión.
La educación en positivo es un enfoque fundamental para promover el desarrollo adecuado de los niños, y es responsabilidad tanto de los padres como de los profesores y profesionales que trabajan con ellos. En este artículo, exploraremos diversos aspectos relevantes sobre cómo fomentar conductas adecuadas, disminuir conductas inadecuadas y ayudar a los niños a ser positivos.
Favoreciendo conductas adecuadas
Una forma efectiva de favorecer conductas adecuadas en los niños es a través del uso del reforzamiento positivo. Este método implica elogiar y premiar al niño inmediatamente después de que realiza una conducta deseada. Es importante resaltar los comportamientos positivos para reforzarlos y motivar al niño a repetirlos en el futuro.
Otra estrategia que puede ser útil es implementar un programa de puntos. Este programa consiste en seleccionar conductas deseadas y asignar un reforzador para cada una de ellas. Puede utilizarse una tabla o contrato para registrar las conductas realizadas y los puntos ganados. De esta manera, el niño puede visualizar su progreso y sentirse motivado a seguir comportándose de manera adecuada.
Disminuyendo conductas inadecuadas
Para disminuir conductas inadecuadas en los niños, existen diferentes estrategias que pueden ser efectivas. Una de ellas es la extinción, que implica ignorar la conducta inadecuada para evitar reforzarla con atención. Es importante recordar que la atención, incluso si es negativa, puede ser reforzante para el niño, por lo que es fundamental no reaccionar ante conductas no deseadas.
Otra estrategia es el tiempo fuera, que consiste en retirar al niño del entorno actual por un breve período de tiempo como consecuencia de su conducta inadecuada. Esto le brinda la oportunidad de reflexionar sobre su comportamiento y aprender que hay consecuencias negativas asociadas a acciones inapropiadas.
La sobrecorrección es otra técnica que puede utilizarse para disminuir conductas inadecuadas. Esta implica que el niño repare el daño causado por su conducta inapropiada y practique la manera correcta de hacerlo. Por ejemplo, si el niño ha desordenado un espacio, se le puede pedir que lo limpie y organice adecuadamente.
Ayudando a ser un niño positivo
Para ayudar a los niños a ser positivos, es importante proporcionarles instrucciones breves, claras y específicas. Utilizar frases en positivo y del tipo “Si-entonces” puede ser muy útil para guiar su comportamiento. Por ejemplo, en lugar de decir “No corras”, se puede decir “Si caminas tranquilamente, entonces podrás jugar en el parque”. Esto enfatiza la conducta deseada y ofrece una alternativa positiva al niño.
Otra recomendación es alabar la obediencia del niño y establecer consecuencias por su comportamiento. Al reconocer y recompensar su buena conducta, se refuerza positivamente su comportamiento adecuado. Además, establecer límites claros y consistentes también ayuda a que los niños se sientan seguros y tengan una estructura en su vida.
Es fundamental evitar generalizaciones y ofrecer alternativas en lugar de juzgar al niño. Por ejemplo, en lugar de decir “Eres malo”, se puede decir “Esa acción no fue adecuada, intentemos hacerlo de esta otra manera”. Esto permite que el niño comprenda que su comportamiento puede ser mejorado y le brinda la oportunidad de aprender de sus errores.
Expresar de manera positiva antes y después de una expresión negativa, queja o petición también es importante para suavizar el impacto de la crítica. Por ejemplo, en lugar de decir “Siempre haces las cosas mal”, se puede decir “Sé que puedes hacerlo mejor, intentémoslo de nuevo”. Esto ayuda a que el niño no se sienta atacado y le brinda la oportunidad de mejorar su comportamiento.
Además, ayudar a los niños a ser positivos implica dar instrucciones claras y específicas, elogiar la obediencia y establecer límites, evitar generalizaciones y ofrecer alternativas, y expresar críticas de manera positiva. Estas prácticas ayudan a los niños a sentirse queridos, desarrollar una buena imagen de sí mismos y actuar de acuerdo a sus objetivos.